Aparece durante el siglo XIX y principios de XX, sus antecedentes son el positivismo de Augusto Comte.
Su objetivo es estudiar la función que cumple cada una de las instituciones de la sociedad y analizar si las satisface o no.
Su principal influencia es el sociólogo francés Emile Durkheim que piensa que los hechos sociales determina los hechos culturales. Los funcionalistas insisten en que la cultura es un hecho social con una función.
El principal representante de esta corriente interpretativa
es Bronislaw Malinowski.
Según Malinowski, la vida social es producto de la urgencia
que sienten los individuos de cubrir ciertas "necesidades
fundamentales", tales como alimentación, seguridad, vinculación, etc.
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